¿Alguna vez has situado tus pensamientos en lo que tienes que hacer posteriormente, sin prestar atención a lo que estás haciendo en el momento actual? ¿Con cuánta reiteración respondes de acuerdo a tus proyecciones mentales futuras, sin escuchar realmente lo que alguien te está diciendo? ¿Cuántas veces oyes, o dices, algo parecido a “estaba pensando en otra cosa”?
¿Sientes frecuentemente la necesidad de detener el ajetreado ritmo de tu vida y buscar momentos de soledad y serenidad para poder dialogar contigo mismo, haciéndote preguntas acerca de ti, de tu vida y tus proyectos, de tu presente y futuro, de tus realidades y ficciones, de tus creencias y valores? La razón de que a menudo te plantees estas incógnitas es que todavía no has descubierto quién eres, no sabes cuál es tu potencial y qué ruta quieres escoger para continuar tu camino.
Por eso, cuando te quedas a solas, reflexionas de forma interna, intentando hallar respuestas a todas esas X que ahora mismo te atormentan. Te empiezas a preguntar realmente estoy haciendo lo que quiero, me siento bien con lo que hago en mi trabajo, es gratificante para mí, me siento cómodo con mi forma de ser, qué necesito en mi día a día, qué añoro, siento que soy útil o con quién creo que podría serlo. Y la última, pero no menos importante, ¿estoy siendo la persona que quiero ser?
Para dar con estas respuestas y de paso preguntarnos qué nos ha pasado y qué nos está pasando, necesitamos tomar conciencia y consciencia de todo lo que hemos ido apartando y dejando por el camino de nuestra propia vida, simplemente porque considerábamos que las prioridades eran otras. Si logramos obtener alguna respuesta, para lo cual tendremos que recuperar algunas de nuestras creencias y nuestras escala de valores, para tomar consciencia de lo que pensamos y sentimos sobre los pilares que sustentan nuestra vida: la familia, el amor, el trabajo, la sociedad, la salud, el presente y el futuro.
A lo largo de este proceso puede ser que no nos demos cuenta de que en realidad nos estamos moviendo en torno a la respuesta más importante que dará sentido a nuestra existencia y nos permitirá conocer el rumbo que buscábamos. ¿Cuál es esa respuesta? La que atienda el sentido de la propia vida. Averiguarlo, interrogándonos acerca de ello, constituye una de las características esenciales de los seres humanos.
Porque organizamos nuestra existencia conforme a nuestras intenciones y proyectos, a nuestros actos y decisiones, y el hecho de encontrarle sentido resulta ser sumamente importante para lograr que la propia vida sea satisfactoria en todos los aspectos. Vivir la vida sin sentido hace que cualquier acción carezca de verdadero significado, obteniendo poca o nula satisfacción por ello.
Mientras que si descubrimos quiénes somos y cuál es el sentido de nuestra existencia, de qué forma podemos ayudar a los demás y ayudarnos al mismo tiempo a nosotros mismos, habremos trazado la apertura del camino correcto.
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