Cuidamos nuestra imagen personal. Cómo vestimos, cómo nos peinamos, que zapatillas calzamos, que tatuajes adornan nuestro cuerpo, que moldeamos en gimnasios y carreras de running; de quién nos gusta rodearnos (que es también un con quién nos gusta que nos vean)… Ponemos mucho énfasis en esa imagen personal porque hemos asimilado que es nuestra imagen de cara al mundo. Por eso vamos a una entrevista de trabajo con el pelo recién cortado, bien peinados, y vistiendo correctamente; y no en chándal y con apariencia de acabarnos de despertar de una siesta. La imagen cuenta mucho.
Sin embargo, aún nos cuesta trasladar esa importancia de la imagen al terreno digital. Al estar parapetados tras una pantalla (ya sea de un ordenador o de un smartphone) y no sentir la presión del cara a cara y el piel con piel, nos dejamos llevar. Craso error. La imagen digital es hoy tan importante o más que la que ofrecemos en el mundo real. ¿Cuántos puestos de trabajo se han perdido en los últimos años por unos tuits desacertados o por unas fotos desafortunadas subidas a Facebook o Instagram? Muchos más de los que podríamos imaginar. Las empresas buscan talento en la red, pero también examinan a ese talento en la red, siguen su pista digital, examinan sus redes sociales. Un desliz y estás fuera del proceso de selección. Igual que si fueses en chándal a la entrevista de trabajo.
«Lo cierto es que es más fácil perder el control de nosotros mismos escribiendo en una pantalla que estando físicamente con otra persona delante. En muchas ocasiones nos reprimimos delante de la otra persona. Aunque estemos pensando lo peor sobre ella no nos atrevemos a decirlo. Sin embargo, a través de una pantalla, damos rienda suelta a nuestros peores instintos y podemos decir muchas cosas de las cuales nos arrepentiremos sin remedio, ya que cuando queramos rectificar esas palabras pueden haber corrido como la pólvora en un mundo en el que todo se viraliza. Dejarse llevar por el impulso es retroceder en la conducta humana, hay que saber más que nunca de gestión de emociones para estar a la altura de estas herramientas», sostiene Carmen Sánchez, CEO de Intelema.
Tres tips para cuidar la imagen personal en la red
Es importante ser uno mismo. En la vida real y en la virtual. No obstante, también es importante mostrase ante el mundo según lo requiera la ocasión. No somos los mismos con nuestros amigos que en una comida con nuestro jefe, eso es inevitable. Por tanto, en el entorno digital tenemos que ser nosotros mismos, pero controlando nuestro “yo” y siendo conscientes de que nuestra huella en el mundo online es accesible para millones de personas.
Si quieres tener una imagen potente y cuidada en la red, puedes empezar por seguir estos consejos:
Foto de perfil: La foto de perfil en las principales redes sociales es lo que primero que van a ver quienes nos busquen. Al final no dista tanto de una interacción en persona: la primera imagen cuenta mucho. Por eso, apuesta por una imagen profesional y que te represente. No es lo mismo ver a alguien en su foto de perfil posando bien vestido o leyendo a Cervantes que con un cubalitro en la mano en una discoteca. Ni de cerca.
Cuida tus comentarios y opiniones: En todos los sentidos. Desde la ortografía, el vocabulario y la gramática (nadie contrata a una persona que escribe mal y con faltas) hasta el contenido. Controla tus impulsos, porque las opiniones radicales o que se suman a la masa no suelen ser muy bien vistas. Tampoco las faltas de respeto. Demuestra que tienes espíritu crítico. Publica opiniones serenas y razonables. Y recuerda que como dice nuestra CEO, «opinar puede dañar, así que es importante compartir nuestra visión sin juzgar y desde el respeto».
Dime cuándo y desde dónde publicas y te diré cómo eres: Si eres de los que aman hacer check in allá donde están y compartirlo en redes sociales, ten cuidado. No vayas a compartir lugares que no sean muy bien vistos por posibles reclutadores. También cuida el cuándo publicas. Si lo haces masivamente en horario laboral alguien podrá pensar que dedicas más tiempo a las redes que a trabajar…
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