El verano es el momento en el que se convocan muchas oposiciones. Miles de personas están estudiando durante todo el año para poder presentarse, con el objetivo de optar a un puesto de trabajo para toda la vida. Pero la presión para superar estas pruebas a menudo termina por traducirse en frustración, agobio, ansiedad, entre otras emociones negativas. Saber controlar las emociones te permite afrontar situaciones de este tipo con mejores resultados. Pero, ¿cómo debemos hacerlo?
Carmen Sánchez, CEO de Intelema Relaciones Humanas Inteligentes, asesora de líderes de empresas y profesionales con un bagaje de más de 20 años, apunta a que hay que alejarse del pensamiento de que la oposición es la única oportunidad en tu vida para lograr un puesto de trabajo, porque la presión te bloquea. Y para conseguir lo contrario, «es necesario vivirlo como un desafío positivo y disfrutarlo. Entonces, habrá posibilidad de lograrlo”.
En este sentido, es importante aprender a calcular cuánto tiempo es necesario para poder memorizar un tema y ponerse a prueba desde el momento uno. Por ejemplo, una de las acciones que podemos emprender para valorar la situación es grabarnos con un cámara contando el tema, redactarlo con nuestras palabras por escrito y realizar preguntas tipo test. Este tipo de pruebas arrojan mucha claridad sobre si somos capaces o no de conseguirlas. Y en la medida que observamos los progresos, la frustración disminuye. Al mismo tiempo que si observamos que no somos capaces de asumirlo, siempre podemos orientarnos hacia otras alternativas, sin sentirlo como un fracaso.
No obstante, es inevitable en algunas ocasiones sentir la ansiedad producida por la presión de las pruebas, pero para disminuirla hay que partir de la base de que hay que cambiar el planteamiento racional. No es la única oportunidad que tendrás en tu vida para conseguir el puesto que deseas, es una cosa más, entre tantas. «Si te mentalizas a que es un reto como otro cualquiera que podrías afrontar, dejarás a un lado el bloqueo mental y tendrás capacidad para enfrentarte a la prueba, con muchas más garantías de éxito», apunta.
Si lo vives desde el plano del «yo sí puedo» y no desde el del «miedo o la culpa», entonces no te causará sufrimiento, porque no estás generando una expectativa ficticia, sino que partes de la base de que harás lo que puedas por conseguirlo, pero sin presiones. Y si no sale bien, no te sentirás frustrado/a porque sabes que tienes más oportunidades. Aunque a veces, el miedo se apodera de nuestro ser y el deseo de estabilidad en el exterior desastibiliza al propio individuo. Lo que se convierte en un trampa mortal, en la que caes sin previo aviso y de la que solo con el manejo adecuado de las emociones puedes escapar.
Apoyo con límites
Es importante que los opositores, según apunta la experta en relaciones humanas inteligentes, Carmen Sánchez, se encuentren en un entorno donde sus familiares les ofrezcan su apoyo con límites. Esto quiere decir que sean conscientes de sus limitaciones y no generen falsas expectativas, que podrían derivar en la frustración. Deben de conocer las capacidades y aptitudes del opositor y saber hasta dónde puede llegar, porque no todo el mundo es capaz de sacarse una oposición. Al igual que no todas las personas son buenas en las matemáticas, en la ciencia o en la tecnología, sucede lo mismo con esta situación.
Es, por tanto, necesario hacer esas pruebas que anteriormente mencionábamos para ver si verdaderamente hay posibilidades de conseguirlo. Si el opositor no es capaz de resolver la prueba, lo mejor es que oriente sus capacidades y talento hacia otros proyectos que le entusiasmen. No siempre será fácil descubrir esa faceta oculta que es el valor real de uno mismo, «pero con un poco de ayuda y orientación hemos conseguido orientar a personas que llevaban años estudiando oposiciones y no conseguían aprobarlas a otros trabajos que ahora disfrutan haciendo», concluye.
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