Desde hace años la soltería se ha consolidado como un hito anual en el calendario. Un día antes a la celebración tradicional del Día de los Enamorados, los solteros celebran caminar consigo mismos en la vida. Una situación que conciben como sinónimo de libertad y autodescubrimiento, pues son muchos los estudios que revelan que las personas que se encuentran solas destinan ese tiempo a explorarse y conocerse mejor.
Lo que supone que estas personas poseen una mayor capacidad para tomar conciencia de uno mismo y valorarse, el primer principio de la inteligencia emocional. Aprender qué es lo mejor y lo peor de uno para ser consciente del potencial y de las debilidades que tiene cada ser humano y aprender a gestionarlos para aumentar las fortalezas y que los puntos más vulnerables se mantengan alejados. Así, es fundamental desarrollar la capacidad de afrontar los retos a solas y de no asumir como verdad absoluta la necesidad de vivir al lado de una pareja.
Creer en uno mismo es la clave de la evolución como individuo. Y para conectar con esa realidad es conveniente conocer qué es lo verdaderamente importante, para evaluar las acciones que nos facilitan alcanzar ese estado de felicidad, que venimos persiguiendo desde nuestra concepción. Si nos ocupamos de descubrir qué somos y cómo somos, estaremos fortaleciendo la autoconfianza y desarrollando nuestro potencial.
Motor vital
La felicidad es un estado mental y el motor de la vida de las personas, según refleja el libro The Longevity Project, que recoge las conclusiones de un estudio sobre este estado de ánimo. Por tanto, las personas que se encuentran solteras invierten ese tiempo en buscar su autorrealización y descubrirse. Lo que propicia que alcancen un estado de felicidad absoluto y que se sientan satisfechos a lo largo de sus vidas.
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