Javier Soler, hoy director regional de Levante y Canarias de Saunier Duval, fue el primer cliente de Intelema. En plena fase de ascenso personal en la empresa vio como el trabajo y la responsabilidad le engullían. La única solución que encontró entonces para suplir sus carencias fue trabajar más. De la mano de Intelema reconoce que empezó “a ver la luz” y hoy, más de una década después, no duda en destacar a su manera, buscando la rima, lo mucho que agradece que Intelema se cruzase en su camino: “A quien tenga un problema parecido al que yo tuve en su día le diría: ”Guapetón, Intelema tiene la solución”.
He estado viendo la presentación-cómic que hiciste tras contar con los servicios de Intelema. ¿Cómo definirías tu vida, laboral y personalmente, antes de que Carmen e Intelema entrasen en tu vida?
Mi vida profesional tenía una parte exitosa, pero pagaba un alto precio por ella ya que suplía la falta de conocimientos sobre cómo planificar bien el trabajo con horas de dedicación que restaba de mi vida personal. Lo curioso es que, en aquel momento, al ser inconscientemente incompetente, pensaba que lo hacía bien y que trabajar tantas horas era lo normal. Pero personalmente me sentía fatal.
Hay una frase que me gusta mucho al respecto: “Cuanto más ascendía, más trabajo tenía y peor me sentía”. ¿Se vuelve uno loco buscando los motivos de esa sensación interior?
¡Claro! Imagínate la situación: la empresa, premiando los resultados y los esfuerzos, me había dado la responsabilidad de dirigir una delegación. Mi pensamiento era que “yo debía saber” cómo hacer bien aquel trabajo, por lo que mi solución, dentro de la inconsciencia de aquel momento, pasó por “más dedicación y más horas al trabajo”.
Y claro, eso lo acaba pagando uno mismo y quienes están a su alrededor, en este caso los miembros de tu equipo. ¿En qué momento dice uno “esto no puede seguir así?
Estaba tan ocupado y tan convencido que mi trabajo era así, que ni siquiera buscaba ayuda externa. Tuve la suerte de contactar con Intelema.
En ese momento llegó Carmen Sánchez, CEO de Intelema, con sus estrategias de coaching e inteligencia emocional. Dices que no fue fácil al principio, ¿verdad?
No, no fue fácil. Pero ni para mí ni para ella. Como los resultados más o menos se alcanzaban, yo no creía que tuviese un problema de gestión, pensaba que mi trabajo era así.
«Estaba tan ocupado y tan convencido que mi trabajo era así, que ni siquiera buscaba ayuda externa. Tuve la suerte de contactar con Intelema»
Sin embargo, y con la ayuda de Carmen, poco a poco fuiste tomando consciencia de tu situación, de lo que te pasaba. ¿Qué sentiste al ver que había más solución que la de huir hacia adelante?
Al principio me resistía a reconocer que el problema era que yo no estaba haciendo bien las cosas, pero después de unas pocas sesiones de trabajo empecé a ver la luz y ahora, con la distancia y la perspectiva que ofrece el paso del tiempo, no sabes cuánto agradezco haber tenido la oportunidad de trabajar con Intelema.
De hecho reconoces que gracias a Intelema aprendiste mucho sobre planificar, delegar, dirigir, motivar, comprender y comunicar. ¿En qué se ha traducido esto en tu día a día laboral?
Si, gracias a Carmen Sánchez y a otros coachs que me han ayudado tengo mucha más calidad de vida. Hago mejor mi trabajo. Me reconozco mucho más sereno en las decisiones del día a día. Comparto con mi equipo algunas decisiones importantes y veo motivados y unidos a mis colaboradores trabajando por un objetivo común.
No puedo dejar de preguntarte por tu familia. En tu fase de una especie de auto-burnout te quejabas amargamente de lo poco que la veías. ¿La ayuda de Intelema también te ha servido para saber conciliar mejor vida laboral y familiar?
Por supuesto. Este proceso de aprendizaje me ha ayudado también a reflexionar y tomar buenas decisiones en mi vida personal. Estoy felizmente casado y tengo dos hijos a los que les dedico el tiempo que merecen ya que ahora tengo tiempo para ellos y para mí.
Pasado el tiempo, ¿qué dirías que es lo mejor que te ha aportado Intelema?
En primer lugar, me ayudaron a tomar consciencia de los problemas. Si no sabes lo que te pasa es difícil que encuentres una solución. Y también me enseñaron a hablar conmigo mismo, a preguntarme y a escucharme para tomar buenas decisiones.
Y, por último, ¿por qué recomendarías Intelema a otras personas que se puedan sentir identificadas con tu situación inicial?
Es evidente que recomiendo trabajar con Intelema y con su método porque a mí me ha ayudado a cambiar mi vida a mejor y, además, he tenido el placer de conocer a una persona maravillosa como es Carmen Sanchez. A quien tenga un problema parecido al que yo tuve en su día le diría: ”Guapetón, Intelema tiene la solución” (risas).
«Hoy hago mejor mi trabajo, me reconozco mucho más sereno en las decisiones del día a día y veo motivados y unidos a mis colaboradores trabajando por un objetivo común»
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