El 10 de septiembre se celebra el Día Internacional para la Prevención del Suicidio, pero es necesario abordar este tema no solo el día que se conmemora sino de forma asidua, para concienciar de su importancia. Porque todavía los suicidios representan un poco más del uno por ciento de las muertes que se producen en la Unión Europea, según el último informe de Eurostat.
Normalmente el motivo por el que una persona tiene deseos de suicidarse es variado. Existen múltiples causas, cada ser humano tiene la suya, en la experiencia de la experta en relaciones humanas inteligentes, Carmen Sánchez, el motivo fundamental suele ser una perdida de sentido de vida. Esto quiere decir que la vida carece de sentido y las personas se encuentran en un estado de sufrimiento y desesperación, el todo en ese momento de sus vidas es oscuridad, vacío o una montaña imposible de superar.
En este sentido, la inteligencia emocional puede ayudar a disipar las ideas relacionadas con el suicidio al disponer de herramientas para tomar conciencia de uno mismo, hacer una valoración de sí mismo, para identificar y canalizar las emociones, para empatizar con los demás, en definitiva, para conocerse, respetarse y conectar consigo mismo y con los demás.
Cuando una persona se encuentra conectada a la idea del suicidio hay que trabajar el origen de ese sentimiento y su potencial. No se puede hablar de una norma general, ya que el experto en relaciones humanas debe de empatizar, cuidar y tratar a cada persona de un modo diferente. Es muy importante saber ir a la esencia del problema, dar en la diana y, si el caso lo requiere, trabajar en equipo con otros profesionales, psiquiatras, psicólogos o neurólogos.
Hay que ser muy respetuosos con la vida y la muerte. La vida de cada ser humano únicamente le pertenece a sí mismo y nada se puede hacer si la persona no se deja ayudar, lo cierto es que si se trata de una pérdida de sentido de vida, suele tener fácil solución.
Herramientas de ayuda
Para ayudar a una persona que se encuentra en esta tesitura hay que provenirle de cariño, comprensión, ausencia de juicio, acompañamiento diario, si el caso lo requiere y en muchas ocasiones trabajar con las personas más cercanas de su entorno, con las que se relacionan habitualmente, para hallar el origen del problema. En este sentido, el trabajo en equipo es fundamental.
Los síntomas o las señas que revelan que nos encontramos ante una situación de este tipo, según Carmen Sánchez, son “la desgana, el desánimo, el estrés, el agobio”. Y, añade que si se sienten en un porcentaje del 50% en el día a día y el porcentaje va a más, “importante, hacer un alto en el camino y pedir ayuda”.
La experta en relaciones humanas inteligentes señala que las medidas para combatir este problema pasan por escuchar, comprender y crear estrategias de acción sencillas que la persona pueda llevar a cabo. De esta forma, con cada acción que realiza ve claramente que le ayuda y es un primer paso para salir del pozo. ¡Y para salir adelante!
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